Los fotógrafos de bodas tienen una gran responsabilidad: inmortalizar para la posteridad el que posiblemente será el acontecimiento más importante en la vida de dos personas. Los profesionales que se dedican a esto lo saben, y por esta razón suelen tomar todas las precauciones necesarias para evitar que un suceso fortuito pueda dar al traste con su reportaje fotográfico. Pero, desafortunadamente para él, un fotógrafo sevillano parece haber cometido un error grave, y lo va a pagar caro.
Un juzgado de la capital andaluza ha resuelto que este fotógrafo de bodas deberá indemnizar a una pareja a la que no entregó el reportaje que habían pactado con él con 8.000 euros. Al parecer, borró por error todas las fotografías que tomó durante el día de su boda, y, por esta razón, no les pudo entregar el reportaje que había acordado con ellos. El juez lo tiene claro: lo ha condenado por conducta negligente porque debería haber salvaguardado ese material fotográfico haciendo una copia de seguridad, evitando de este modo un importante daño moral a la pareja.

Los 8.000 euros que deberá pagar a sus clientes como indemnización recogen los gastos derivados del procedimiento necesario para, de alguna forma, recrear el día de su enlace y repetir unas fotografías que deben ser lo más parecidas posible a las del auténtico día de su boda. Pero esto no es todo. Como es habitual, también debe asumir los gastos del juicio y los intereses devengados desde el día del enlace (la boda fue hace casi tres años).

Es interesante observar que el juez considera que, por un lado, las fotografías tomadas por los familiares no pueden suplir el trabajo realizado por un profesional. Y, por otra parte, que el fotógrafo debe cumplir lo pactado en el contrato y obrar con la prudencia y la cautela exigibles. Sin duda, son dos premisas absolutamente razonables que nos recuerdan lo importante que es poner a buen recaudo nuestras fotografías, a ser posible utilizando redundancia y no conformándonos con tenerlas almacenadas en un único soporte.