El invierno está cerca y cada vez son más parejas las que eligen estas fechas para celebrar su boda. Salirse de la habitual temporada de verano puede suponer a los novios un ahorro de hasta el 40%, algo que suele contrarrestar el inevitable aumento de las quejas de los invitados. Y es que las ventajas de casarse en invierno son infinitas: mejores precios, paisajes diferentes, mayor disponibilidad de fechas, más entusiasmo de los invitados (que suelen sufrir la acumulación típica de diecisiete bodas en julio y veinte en agosto), y mejor luz para las fotos.
Además, las novias se evitan agonía y sufrimiento de pensar si caerá la tromba del siglo justo el día de su boda, en pleno mes de agosto. Las sorpresas meteorológicas están casi descartadas: una boda en invierno casi asegura frío y lluvia. Así que, novios y novias, calzaos las katiuskas y seguid los consejos que os damos para que vuestra boda invernal sea inolvidable.
- Aprovechad la estación para hacer una boda temática. Los motivos y colores típicos del invierno pueden dar un toque diferente a la decoración: copos de nieve, piñas secas, tonos dorados y plateados, velas, adornos navideños… Ojo, hazlo todo con mesura para no recargar el ambiente y, lo más importante, asegúrate de que tu cuñado no se va a disfrazar de Papá Noel.
- Elegid la ubicación adecuada. No os guiéis por los jardines y exteriores a la hora de escoger, pues pasaréis la mayor parte del tiempo en el interior. Un lugar con salones rústicos, con chimeneas, muros de piedra y techos de madera que crearán el ambiente perfecto para vuestra boda. Extremad la seguridad, las invitadas llevarán vestidos inflamables y tres kilos de laca en el pelo, no os olvidéis de proteger las chimeneas.
- La vestimenta de la novia debe ser acorde con las temperaturas del invierno. Lleva una estola o abrigo encima del vestido: uno de pelo del mismo tono es una elección elegante a la par que cálida. Ideal para que no seas tu algo azul.
- Lo de las katiuskas de antes iba en serio: si llueve, nada mejor que unas botas de agua para que nada os amargue del día. Podéis escogerlas del mismo color, e incluso a juego con el paraguas, las fotos serán de lo más originales. Si en lugar de llover, tenéis suerte y os nieva, el romanticismo en vuestro álbum está asegurado. Y la guerra nupcial de bolas de nieve también.
- Aclimatad los exteriores con setas. No boletus, de las de calefacción. De lo contrario quizá tengais siete u ocho fumadores congelados al día siguiente.
- Sorprended a vuestros invitados. Las bodas en invierno no son habituales, así que no se esperarán que en mitad del baile saquéis unos gorros navideños. O que como detalle regaléis unos guantes o una manta pequeña por si hay algún friolero. O que a mitad de la noche, entre copa y copa, ofrezcáis un chocolate caliente con churros. Más de uno lo acabará mojando en el gintonic, seguro.