Ya tienes todo listo: diseño, material, confección y ornamentos; ahora llega el momento de enviar las invitaciones de boda. Sin embargo, para hacerlo organizadamente y planificarnos con tiempo es importante tomar en cuenta ciertas recomendaciones para que este proceso se desarrolle de forma positiva y sin contratiempo alguno.

Analiza cuándo enviarlas

Dependiendo de dónde realizarás tu boda y, aún más importante, dónde se encuentra la mayoría de tus invitados, deberás saber cuál es el momento más propicio para enviar las tarjetas. Normalmente, si éstos están localizados en el mismo lugar o zona donde se celebrará la ceremonia, el tiempo adecuado para hacerlo es aproximadamente entre dos y tres meses antes. Por el contrario, si los invitados deben trasladarse a un lugar específico, bien sea por avión, carretera u otro medio, entonces deberás enviar las invitaciones con al menos seis meses de antelación o más.

Si tu problema es reunir a toda la familia en un mismo lugar y fecha, entonces es recomendable que tu boda sea en alguna época vacacional como Navidad, Semana Santa o durante los meses de verano, por ejemplo. Todo esto en pro de facilitar su traslado y asistencia a la boda.

Decide cómo entregarlas

Lo usual siempre ha sido entregar cada invitación de manera personal, y sigue siendo el modo más habitual, sobre todo si los invitados son amigos cercanos o familiares. Sin embargo, si este medio no es posible por distintas razones, entonces deberás elegir entre utilizar el correo postal (es un método más clásico, pero recibir una invitación física es más personal y elegante) o el correo electrónico (es quizás más impersonal, pero tiene sus ventajas, sobre todo en lo referente a la rapidez y fiabilidad). Si decides enviar las invitaciones por correo postal, recuerda elegir un servicio fiable y enviarlas con la antelación suficiente. Si optas por el correo electrónico, intenta cuidar la presentación, y si es posible utiliza una versión digital de la invitación que respete el diseño de las tarjetas físicas.